miércoles, 15 de febrero de 2012

Estiu por doquier: Capítulo III - Girona m'enamora

Titulo así el post en honor al eslogan con el que turismo promociona la ciudad. Y la verdad, aunque en un principio me pareció un poco simplón, tengo que decir que me acabó y gustando, porque es cierto que Girona enamora.

Girona es una ciudad pequeñita y con un casco histórico proporcional, pero no por ello tiene menos encanto que otras. Diminuta capital de provincia a orillas del Onyar que sorprende a cada rincón que pisas.


Ésta es una de las cartas de presentación de Girona. Las casitas de colores que se aglutinan a ambas orillas del río Onyar, eje vertebrador de la ciudad. Son llamadas Casas del Onyar.


Cruzando el puente de piedra desde el que se puede tomar una foto como la anterior, irrumpimos de golpe en el Barri Vell (casco antiguo). El camino hacia años de historia pasa por la Rambla Llibertat, dónde teníamos nuestro bed&breakfast. Una animada y bulliciosa avenida, antesala de lo que está por venir.


La muralla de la Baja Edad Media que bordea la antigua ciudad es sorprendentemente larga, y está muy bien conservada. Prácticamente la mitad del muro de piedra continúa en pie, aunque obviamente, ha sido restaurado. Desde lo alto de la muralla se pueden admirar excelentes vistas, hacia un lado la ciudad de Girona y hacia el otro los bonitos paisajes que la rodean.


Cuando empezamos a ver callecitas de éste tamaño sabremos que nos encontramos dentro del Call Jueu (barrio judío). Un barrio que apenas comprendía dos calles paralelas y en el que llegaron a hacinarse todas las familias de ésta etnia que habitaron la ciudad. Las piedras de sus edificios están impregnadas de historia.


Una vez que atravesamos el Call Jueu aunque sin salirnos del todo del Barri Vell, nos encontramos con los Baños Árabes. Ciertamente no lo son, sino que su arquitectura nos recuerda a ellos. En realidad se trata de una construcción románica que data del siglo XII.


Pensar que el Modernismo está sólo ligado a Barcelona es una equivocación. La ciudad del Onyar puede presumir de contener algunos edificios de ésta corriente arquitectónica, mayoritariamente diseñados por Rafael Masó. Uno de los más conocidos es éste, La Farinera Teixidor, una antigua fábrica.


Por último, y saliéndonos del terreno monumental, uno no puede ir a Girona e irse sin vistar el Museu del Cinema. Cuatro plantas donde se puede recorrer la historia del séptimo arte desde sus inicios más remotos. Destaca sobre todo la extensa colección de cámaras y otros objetos antiguos destinados a desarrollar la creación audiovisual. 

Y a vosotros, ¿os ha enamorado también?

BESO SALADO