La respuesta es bien simple....NO INTERESA. Por lo menos a corto-medio plazo, o ésta es la conclusión a la que he llegado tras visitar el templo (pero de ésto hablaré un poquito más abajo)
De esta manera quien quiera que sea el que decide cuándo se acaban las obras, o si se van a mantener eternamente, se asegura la explotación del halo de misterio que envuelve al Templo Expiatorio ideado por Gaudí; desde luego, y después de haber visitado el interior del edificio, sin duda su objetivo no era éste.
Gaudí soñaba que las altísimas torres de esta esplédida catedral gótica-modernista (la más alta mediría casi 150m...) se acercasen al máximo a Dios, de lo que se desprende un profundo arraigo religioso, algo que no es de extrañar dada la época en la que vivió.
Entonces, ¿a quién pertenece este proyecto? Porque sin duda al arquitecto tarraconense ya no desde el momento en que el cumplimiento de su voluntad se alarga hasta el día del juicio final...
No es que esté defendiendo la voluntad de Gaudí, porque para empezar tengo una fé católica mmm cómo decirlo, bastante dudosa. Sólo digo que alguien ha visto aquí un negocio turístico y lo está explotando hasta la saciedad. Y yo digo...¡vale ya! Respetemos un poco las ideas de la persona que ideó esta magnífica maravilla de la arquitectura.
Ahora sí que hablaré de mi experiencia dentro de la Sagrada Familia. Bueno, para empezar bien poco vi de lo que decía la audioguía que venía incluida en el módico precio estudiantil de 13.50 euros (eso sí, para subir a las torres en ascensor tuvimos que pagar otros 2.50. Unas vistas maravillosas pero es tan reducido el espacio y hay tantísima gente que no puedes disfrutarlas apenas). Y es que claro, con tanto andamio, materiales de obra, obreros con casco amarillo deambulando de aquí para allá y la marabunta de gente que te precede en el camino...De todas maneras considero que merece la pena entrar, porque hay parte interior que ya han restaurado. Por ejemplo, me quedé fascinada con el mar de columnas interiores que sostienen el techo, a modo de un frondoso bosque cuyos árboles terminan en hojas de palmera...Un disfrute total para los sentidos. Me quedé maravillada. Literalmente no podía dejar de mirar hacia arriba.
Del exterior no hace falta ni que hable, con ver la foto que saqué desde el interior de una de las torres ya queda bastante ilustrado el elenco de andamiajes y hierros que rompen la fachadas y techos. Y eso que desde este ángulo que me pareció tan atractivo no se vé ni la mitad de lo que hay...
Bueno, no sigo con esto porque tampoco voy a desvelar detalles ya que algunos no habréis tenido la oportunidad de entrar, además, es algo que no se cuenta con palabras, hay que verlo. Dejo ahí la reflexión...¡Acepto críticas y teorías!
BESO SALADO