Crónica de un asalto de letras y espinas

Y no fui yo misma quién lo protagonicé, aunque bien pensado ese día todos somos un poco protagonistas...

Os hablo de la diada de Sant Jordi. En el resto del territorio español no pasa de ser el Día del Libro, pero en Catalunya la leyenda toma las calles...

Érase una vez un caballero que liberó a una princesa atrapada de las garras de un feroz dragón. Hasta aquí podría ser cualquier cuento ambientado en la era medieval. Pero allí donde el dragón vertió las gotas de sangre de su agonía mortal, creció un frondoso rosal que se erigió como símbolo del amor y la amistad.

Y siglo tras siglo ese rosal se ha mantenido vivo en el imaginario colectivo, regalando rosas y libros, un año tras otro.

Fusión entre la tradición popular y la culta, rosas, sonrisas, gentío, letras y más letras encerradas en tapas firmes o blandas, historias de ayer, historias de hoy, amor, amistad, magia...

Y gracias a esta magia, por un día fui una princesa en medio de la Rambla...

Foto: Ramo de rosas en puesto ambulante, Rambla de Catalunya


BESO SALADO

Huellas

Cada vez me apetece más hacer entradas cortas. Pequeñas pinceladas de mis pensamientos. De mis sentimientos. Pequeños torrentes de palabras, pequeñas huellas.

Una de las tres sombras de la foto soy yo, pero podría ser cualquiera. Porque tras una sombra se puede ocultar cualquier identidad. Es algo tan efímero que permanece proyectado en el mismo lugar del suelo un tiempo limitado. Te mueves y desaparece, o mejor dicho, se traslada a otra posición. Es una huella ligera, que no se hunde en el terreno. Pero por unos instantes ha estado ahí, dónde ahora hay otra (o nada...)

Hace unas horas estaba allí...ahora estoy aquí, en esta instantánea soy una simple silueta, ahora soy de carne hueso.

¿Valoramos suficientemente lo efímero?¿O precisamente por su naturaleza limitada dejamos pasar esos momentos?

Aunque pensándolo bien, cada momento es efímero, no volverá a repetirse...

BESO SALADO