viernes, 22 de marzo de 2013

El Reiki: todos somos energía


¡Hola a todos! Vuelvo a la escena bloggera con mucha energía, y nuevas ideas. Y me gustaría abrir esta nueva etapa con una entrada sobre una de las cosas que me ha abierto un universo que se ha convertido en un auténtico imán para mí: el Reiki.

Desde que llegó a mis oídos, la curiosidad dejó de picarme. Y de una forma especial, no como otras veces con otras, así que decidí que tenía que probarlo. Ahora lo tenemos fácil, proliferan las ofertas para disfrutar de maravillosas sesiones de Reiki a un precio de risa porque las terapias orientales están de moda. Al final, sucumbí a sus encantos y puedo decir que estoy más que encantada. El Reiki Se trata de una disciplina milenaria japonesa (en japonés, reiki significa "poder espiritual" o "energía universal") que ayuda a equilibrar la energía de cuerpo y mente. Todo, absolutamente todo (y esto lo he aprendido en las dos sesiones que he podido disfrutar hasta el momento) lo que ocure en nuestro cuerpo, desde dolores y molestias hasta preocupaciones y miedos más profundos vienen determinados por un déficit energértico en la zona corporal que los controla.

La energía del cuerpo de todo se humano se distribuye a lo largo de todo el cuerpo  en siete puntos, llamados Chakras (empezando de cabeza a los pies): La corona (encima de la cabeza), el tercer ojo (zona de la frente), la garganta, el corazón, el plexo solar (zona del ombligo), el sacro y la zona genital. Si en algún punto no tenemos la energía baja o está bloqueada, sufriremos las afecciones derivadas (por ejemplo, si somos personas inseguras o faltas de confianza, muy probablemente tendremos la energía del plexo solar débil).


Foto: Los Chakras, por Omnos

Llegados a este punto viene la pregunta de cómo reequilibrar de nuevo esta energía. Aquí nace la figura del terapista Reiki, que, básicamente, no es más que un canal a través del que se transmite energía. Su labor consiste en detectar los puntos más flojos del cuerpo y ayudar a la persona que se pone en sus manos a recuperar la energía que le falta. Pero insisto, no es más que un canal, porque todas las personas somos energía.

Mediante técnicas de imposición de manos, el terapista Reiki llena el vacío energético y el propio cuerpo humano se encarga de redistribuir esta energía para equilibrar los chakras. Así, los puntos más débiles absorberán más energía, y viceversa. Después de una sesión de Reiki, cada persona puede experimentar sensaciones y estados diferentes. Algunas personas sienten un subidón de energía que les lleva a no poder parar de hacer cosas, otros se relajan tanto que acaban cayendo en un profundo sueño, otros sufren mareos...

Los efectos

Cuado el Reiki llegó a mi vida, me encontraba en un momento en el que yo misma notaba que me faltaba energía, motivación, ganas de hacer cosas. La rutina laboral, la falta de tiempo y otras circunstancias nos convierten a menudo en autómatas. Y yo dije basta ya. Y puedo contar en primera persona qué ha cambiado en mi vida después de dos sesiones de Reiki (me queda una tercera, y quizá más).

Por un lado, justo después de salir de la primera sesión, experimenté un fuerte mareo que me duró varias horas y que, sinceramente, en principio atribuí a una bajada de tensión ya que suele ocurrirme a menudo. Sin embargo, algo me decía en mi interior que esta vez no se trataba de eso, y después de investigar a través de nuestro querido Google, pude comprobar que los mareos son habituales después de un fuerte desbloqueo de energía. Y efectivamente, esto encajaba con cómo yo me sentía desde hacía unos meses.

Al día siguiente un nuevo mundo se abrió para mí. Sentí cómo si me hubieran recargado, literalmente, y afronté ese día con más ganas y mejor humor. No es que de repente se borraran de mi mente todas las preocupaciones o frustraciones anteriors, sino que empecé a verlas de otra manera. Después de un largo día de trabajo, me puse a cocinar. Puede parecer una tontería, pero soy (o era) de las personas que intentan pasar el mínimo tiempo a los fogones y me puse a cocinar mis primeras berenjenas rellenas. Y tengo que decir que de repente empecé a sentir unas ganas locas de volver a postear y contar mi experiencia.

Los siguientes días han sido más o menos parecidos y aunque el camino es largo hacia el equilibrio espiritual (esto no es una terapia milagrosa) creo que estoy aprendiendo a mirar el mundo de otra manera.  No sé que pasará después, pero tras el resultado de la segunda sesión ya me doy más que satisfecha, y es que puedo presumir de ser una de esas personas que tienen muy buena energía que atrae a otras personas como si de un campo magnético se tratara. Toda una revelación positiva, si la sumamos además que debido a esto yo sería un perfecto canal Reiki. Esto quiere decir que podría ayudar a otras personas a sentirse bien y equilibrar su energía. ¿Quién sabe? Sobre el futuro, no hay nada escrito...

Y vosotros, ¿habéis probado el Reiki o alguna otra terapia natual?


Beso salado