Y no fui yo misma quién lo protagonicé, aunque bien pensado ese día todos somos un poco protagonistas...
Os hablo de la diada de Sant Jordi. En el resto del territorio español no pasa de ser el Día del Libro, pero en Catalunya la leyenda toma las calles...
Érase una vez un caballero que liberó a una princesa atrapada de las garras de un feroz dragón. Hasta aquí podría ser cualquier cuento ambientado en la era medieval. Pero allí donde el dragón vertió las gotas de sangre de su agonía mortal, creció un frondoso rosal que se erigió como símbolo del amor y la amistad.
Y siglo tras siglo ese rosal se ha mantenido vivo en el imaginario colectivo, regalando rosas y libros, un año tras otro.
Fusión entre la tradición popular y la culta, rosas, sonrisas, gentío, letras y más letras encerradas en tapas firmes o blandas, historias de ayer, historias de hoy, amor, amistad, magia...
Y gracias a esta magia, por un día fui una princesa en medio de la Rambla...
Foto: Ramo de rosas en puesto ambulante, Rambla de Catalunya
BESO SALADO
BESO SALADO
Aunque muchos digan que se trata de un dia comercial, sin duda es de los más bonitos del año. Muy buena crónica catalana adoptiva!!!
ResponderEliminarOriginalidad, profundidad, expresión....necesito más adjetivos para definir tu blog, ahora que me estoy aficionando a estos temas....Me encanta!
ResponderEliminarTe mando un beso con sabor a sidra!! :)